Y a veces hay que soltar.
Aunque cueste, aunque duela. Puede que fuera tu ilusión hace un tiempo, la respuesta que creías haber encontrado, pero ya no.
Llega el día en que tu cuerpo te avisa, él lo sabe. Lo que antes te daba alegría, ahora no te apetece. Te cansa solo pensarlo, te agota.
Por muy bonito que fuera en su momento, ya no es. No es ahora, no es así.
Nos cuesta soltar y seguimos peleando, desgastándonos en una lucha contra la nada.
Aprendamos a soltar cuando algo ya no es sano, cuando nos roba la tranquilidad. Veámoslo como un proceso evolutivo. Tengo derecho a cambiar de opinión y eso forma parte de mi crecimiento y aprendizaje.
Sino intento (aunque me equivoque) no puedo avanzar. Estoy avanzando, solo es que tengo que rectificar un poco el camino.
Puede que esa piedra que recogiste del camino sea la más bonita que hayas visto nunca, pero no soltarla te está hundiendo, te está ahogando… necesitas coger aire y respirar?
SUELTA!!
