Aprender no es fácil

Estoy volviendo al principio, estoy aprendiendo a respirar mientras corro. Y te tengo que admitir que no es fácil, voy a peor ritmo que cuando empecé y eso es algo que me cuesta llevar. Tengo que luchar contra mi ego y mis ganas de retarme. Pero aun así, siento que es el camino correcto. Vivía en un estado de lucha constante con el mundo, venía de unos años peleando para sobrevivir mentalmente y mi cuerpo se acostumbró a un estado de nervios y estrés que ya no se correspondían con la realidad. Darme cuenta de que ya no tenía sentido vivir en ese estado fue toda una revelación, pero ahora, desde la calma, voy descubriendo todo lo que esa época hizo en mí. Me hizo lograr muchas cosas que no pensé, pero todavía estoy ahora arreglando el desorden que me dejó la tormenta 😉

La respiración me sitúa en el aquí y el ahora, me oxigena los músculos y la sangre. Me ayuda a estar sana y a sentirme bien conmigo y con lo que hago, era necesario, pero también es difícil. Tienes que estar seguro de lo que quieres y no dejar que los egos te coman. En mi caso, yo quería hacer lo mejor para mi cuerpo. Lo estaba haciendo mal, iba por el camino equivocado y aunque cueste más prefiero rectificar que seguir adelante. Haciéndolo mal no iba a llegar lejos y esto se aplica a todo, además corría el riesgo de acabar lesionada de nuevo y no poder correr por ello.

Admitir que algo que venías haciendo hace años estaba mal y volver a empezar desde cero (o menos uno) cuesta, no es fácil. Pero cuando noto la diferencia y veo que puedo correr sin dolor muscular o sin ahogarme, la verdad es que me ilusiono y pienso que si sigo con constancia llegaré a dónde estaba antes y habré mejorado en mucho mi forma de hacerlo.

No es fácil, cuesta, pero a mí me vale el esfuerzo.

Deja un comentario