Oler las flores

Estamos rodeados de grandeza, de infinitas muestras de belleza, pero la vida va rápida. Nos pasamos el día corriendo y agotados, vamos como pollo sin cabeza.

Pero, si un día decides no correr, fíjate en todo lo que te rodea. Verás árboles impresionantes que nunca habías observado, verás pajaritos curiosos que se acercan a las terrazas a por las migas de pan que caen, verás la forma de las nubes, como se mueve todo con el viento…

Todo esto que también forma parte de la vida, de la nuestra, se nos olvida y lo pasamos por alto. Pero el día a día a veces pierde perspectiva, cuando estás en un bucle de prisa interminable o tienes que lidiar con una circunstancia muy dura, párate y observa.

La vida se abre camino, con o sin nosotros, tiene el don absoluto de la supervivencia y eso se nos olvida.

En muchas ocasiones, agradezco tener cerca algún árbol o que un mal día se me acerque un pajarito, lo veo todo un poco menos malo, me conecta con lo importante.

Me recuerda lo relativo de mi vida.

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