Qué fácil es decírselo al resto, ¿verdad? ¿A que desde fuera lo ves todo clarísimo?
¿Pero qué pasa cuando estás dentro de la situación, del problema…? Por lo menos a mí, lo que me pasa, es que siempre pienso que puedo aguantar un poco más, que mejorará. Tiendo a intentar centrarme en lo bueno que me aporta y en que si empeora me daré cuenta y me alejaré.
Pero luego, la realidad, cuando estás en medio de la tormenta, es que no te das cuenta de cómo de grave es. Porque va poco a poco, no es de un día para otro, empieza a llover gota a gota. Hasta que un día tu cuerpo te pide a gritos que pares, que salgas de ahí o que te alejes.
Yo desde hace un tiempo me esfuerzo por escuchar más a mi cuerpo, lo que le va bien y lo que no, para no llevarme al límite y llegar a enfermar por el camino. Y desde luego que me avisa, él lo intenta, pero, aunque queriendo hacerle caso yo le estaba ignorando (otra vez😔).
¡Qué difícil es! Pero cuando cada célula de tu cuerpo te está pidiendo saltar, por mucho miedo que te dé, la respuesta es: ¡¡¡SALTA!!!
Olvídate del vértigo, del vacío que hay debajo, del razonamiento y las responsabilidades, de los deberías y las opiniones, de lo que es normal y de lo que es aceptable… SI NECESITAS SALTAR, SOLO SALTA.
