Empecemos por el principio

Y es que a veces me pierdo, me emociono porque te quiero contar un montón de cosas y se me olvida algo fundamental en esto de comer sano: qué comemos y cómo lo preparamos.

¿Cuántos alimentos compras “sin envase”? Y a “sin envase” me refiero a que no necesiten llevar una etiqueta de ingredientes, alimentos que son lo que compras, no una lista interminable de palabras raras.

Aquí debemos distinguir entre una buena etiqueta y una que no, pero esto ya lo veremos más adelante. De momento, me conformo con que hagas recuento de cuantas cosas consumes en un día que no sepas exactamente que llevan. Esto significa que no lo has elaborado tú, con lo cual lleva ingredientes en los que nos perdemos.

Que esté elaborado en casa no quiere decir que sea “duty free”, pero al menos ya conocemos todos los ingredientes, y en caso de que alguno sea insano se puede cambiar. También podemos moderar las porciones que elaboramos, sin tener que estar luego una semana con restos de aquella comida mirándonos desde la nevera.

¿Y has pensado en cómo influye la forma de preparar los alimentos en tu salud? Mucho más que el alimento en sí mismo a veces. Porque nada tiene que ver un alimento, por sano que sea, si lo elaboramos frito o al horno o hervido o guisado….

Te propongo un reto: cuenta cuantos fritos comes en una semana, si la suma te da más de dos intenta elaborar esos alimentos de otra forma. Y cuenta cuantos precocinados/envasados comes en una semana, y si la suma te da más de uno intenta cambiarlos por otra opción menos prefabricada. Puedes intentar hacer tu el mismo alimento o buscar una alternativa menos elaborada que sea más fácil de encontrar.

Solo con esos cambios la alimentación ya te dará un giro brutal, mi enhorabuena, estás poniendo las piedras de base para una vida más sana 😉

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