Cuídate mucho

Poco a poco, con este empeño que tengo de conocerme a mí misma, voy descubriendo cosas que me sorprenden mucho. Me doy cuenta de que mi cuerpo lleva un ritmo diferente a lo que a mí me gustaría algunos días, que mi cabeza no siempre está centrada en lo que estoy haciendo y que pequeños cambios hacen cascadas en mi vida.

Cosas muy pequeñas, como no tener ropa que no me guste, hace que poco a poco eso se vaya transformando en cambios profundos de vida. Y sé que puede parecer un tanto absurdo, sobre todo si tú ya lo has hecho siempre, pero a mí me supuso una revolución.

Decidir desayunar tranquila, sin prisas, todas las mañanas (aunque eso me implique madrugar más), es otro de mis lujos. Son pequeños placeres que me voy dando, que me regalo y que se vuelven necesarios en mi vida. Hábitos o costumbres que, aunque no te lo parezca, hacen una revolución de vida, al menos en la mía.

Todo esto es revolucionario por una simple cuestión, me estoy cuidando. Y, sin querer, es algo que se ha ido extendiendo a todos los aspectos de mi vida. Cuando decido cuidarme a niveles banales (en apariencia), también poco a poco me acabo cuidando en el resto. Y de algo tan sencillo como no ponerme ropa que no me gusta, tampoco me quedo en situaciones en las que no quiero o con gente que no me hace bien.

Y de la misma forma que me tomo mi tiempo para desayunar tranquila, entiendo y respeto mis tiempos para trabajar o para enfrentar situaciones complicadas. Me trato de mejor forma, me comprendo más.

Si crees que no te cuidas suficiente, prueba por empezar con lo que más fácil te resulte, aunque parezca poca cosa. Con el tiempo y la constancia (eso sí, hay que hacerlo de continuo), verás que ya forma parte de ti y que esa sensación se va extendiendo.

¿Empezamos?

Deja un comentario