Yo también procrastino

Esto que parece una declaración sin importancia, para mí tiene mucha. ¿Tu dejas de hacer cosas que sabes que deberías hacer? En caso de que sí, ¿por qué lo haces?

Después de un tiempo me he dado cuenta que yo también lo hago, pero sobre todo me he dado cuenta de por qué. Cuando veo que lo que tengo que hacer me sobrepasa colapso y me pongo a hacer cualquier otra cosa sin importancia. Por ejemplo, tengo que entregar un proyecto que veo complicadísimo de preparar o tengo una semana llena y tengo que ir empezando a elaborar los planes de acción que voy a trabajar en las consultas… pues mi cabeza cortocircuita y dice “estaría bien limpiar el móvil o pintar ese trocito u ordenar el armario…”, lo que sea (por absurdo que parezca) me parece mejor que enfrentarme a lo que realmente tengo que hacer.

Y esto no es pereza, quiero dejarlo claro, porque es lo primero que pensamos todos, es lo que yo pensaba. No es pereza, porque antes me limpio la casa entera o me voy a entrenar o me pongo a cualquier otra cosa. No es pereza, es que a veces me saturo, me sobrepasa mi expectativa y me quiero ir corriendo.

Pero que yo decida no hacerlo en este momento no sirve para nada, solo para darme ese gusto (que es la recompensa que mantiene esta conducta), pero para nada mas. Lo que sea que tengo que hacer estará esperándome a que vuelva. Seguiré teniendo que hacerlo, pero con menos tiempo y con un poquito menos de moral porque me he dejado ganar terreno.

¿Qué puedo hacer entonces? Saberlo, conocerme, respetarme y darme un poquito de margen si lo necesito, pero limitado porque si no la bola de nieve se hace cada vez más grande.

Así que he aprendido a que cuando mi cabeza quiere escapar le dejo que lo haga un poco, pero luego vamos a la faena y si me centro y adelanto lo que me había propuesto, también después me doy una recompensa. Es la forma de ir cambiando poco a poco y desde el cariño, una recompensa por la otra y de ir sintiendo que yo tengo el control de la situación.

Antes de entender por qué lo hacía me frustraba, me peleaba conmigo misma y me quitaba ánimo. Ahora puedo reconducirlo, cambiar la recompensa inmediata de no tener que hacerlo (poco útil) por otra como enhorabuena por haberlo hecho. Además de la calma mental que gano al dejar de tener rumiando el asunto todo el día en la cabeza.

Y tú, ¿procrastinas?

Deja un comentario