Se puede todo

Si si, en serio, de verdad, se puede todo.

¿A que me refiero con esto? A que se puede comer de todo, nada está prohibido. Puedes comer de todo y tener un cuerpo saludable, no tienes que restringir nada, no es necesario.

¿Y como hacemos ese milagro?

Se trata de comer acorde a lo que nuestro cuerpo necesita, tanto de cantidad como de energía, y disfrutarlo. Sobre todo disfrutarlo. Porque no me vale que me lo coma con culpa, remordimientos y carga moral. No estoy haciendo nada malo. Me estoy alimentando, ¿acaso tienes remordimientos cuando necesitas dormir más?

Lo malo es cuando no lo hacemos porque nuestro cuerpo lo necesita, lo hacemos de manera habitual y además en exceso. Porque no pasa nada por comerme un helado, lo que es insano es comerme uno todos los días.

¿Qué puedo hacer si me apetece algo que no me permito?

Lo primero, por favor, permítetelo. No te encierres, la alimentación es una forma de cuidarse y de nutrirse, no es una jaula. Si me lo niego durante mucho tiempo, luego me apetecerá el doble de la ración normal y acabará siendo peor.

Lo segundo, espácialo. Me lo puedo comer sin ningún problema si hace mucho tiempo que no me lo como o que no como algo parecido. Si de normal como sano y saludable no pasa nada, no es malo para mi cuerpo que de vez en cuando (siempre que de verdad sea de vez en cuando) coma algo que considero insano.

Y lo tercero, hazlo acorde a tus necesidades corporales. Con esto me refiero, a que no es necesario que me coma todo el helado o toda la pizza, puede ser un pedazo o dos. Puedo repartir, puedo guardar para otro día… Importantísimo para mí en este punto es que no nos hinchemos a comer solo porque estamos comiendo algo “prohibido”. Come lo que necesites dentro de tu día normal, haciendo lo mismo que harías con cualquier otro alimento en su lugar.

Al final se trata de encontrar el equilibrio, como todo en la vida.

Se puede, cuesta, pero se consigue al final. Te ayudo sino sabes como 😉

Deja un comentario