Todo empezó con un paso

Y de repente, después de mucho tiempo y de hacer muchos cambios pequeñitos, se dan las circunstancias y durante unos días comes como antes.

Y ahí lo ves claro.

Te das cuenta de todo lo que has mejorado, de lo importante que es cada pasito que has dado, de lo mucho que tu cuerpo lo agradece y lo valora.

Porque en esos pocos días en los que has perdido el rumbo alimentario tu cuerpo vuelve a estar hinchado constantemente, a tener acidez o reflujo, a sentirse más agotado. Y no paras de pensar como podías vivir así antes, que esta fuera tu forma de alimentarte constante, como podía tu cuerpo con todo aquello…

Y te sientes agradecida, de haberte dado cuenta, de haber empezado por ese pequeñito paso que empezó la cascada de cambios que se han ido dando después.

Y te aseguras que vas a seguir cuidando a tu cuerpo, lo vas a seguir mimando como a él le gusta. Con comida nutritiva de verdad, sin hincharte innecesariamente, comiendo cuando realmente tengas hambre y dándole fruta y verdura variada, que sabes que es lo que más le gusta.

Vuelve a ti.

Deja un comentario