Dieta baja en FODMAPs: qué es y para quién

El nombre de esta dieta está formado por las siglas FODMAP, estas hacen referencia a unos grupos de alimentos determinados y la podríamos traducir como Oligosacaridos, Disacaridos, Monosacaridos y Polialcoholes Fermentables. Estos no son mas que pequeños carbohidratos que contienen entre 1 y 10 unidades de azúcares que al no poder ser absorbidos fácilmente en el intestino delgado acaban siendo fermentados. 

Sacárido es otra forma de llamar a los azúcares. Los monosacáridos solo tienen 1 azúcar en su estructura; los disacáridos están formados por una cadena de 2 azúcares; oligosacáridos son cadenas de unos pocos azúcares y los polisacáridos son cadenas de muchos azúcares. Los polioles son azúcares que además tiene una molécula de un alcohol unida.

Esto que en principio sería bueno, ya que al no absorberse en el intestino delgado implica que llega más alimento para nuestra microbiota y puede ayudar a una mejor salud digestiva, en determinados casos puede dar síntomas molestos e incluso incapacitantes a veces para una vida normal.  Si tenemos problemas digestivos, un tránsito intestinal lento o una alteración en la microbiota, consumir alimentos ricos en estos carbohidratos nos puede dar mayores síntomas gastrointestinales (como dolor, hinchazón, flatulencia, inconsistencia de las heces o nauseas) o incluso afectar también a nivel psicológico dando síntomas como ansiedad e insomnio.

Estos sacáridos son moléculas pequeñas que suelen estar muy concentradas en la comida. Cuando esto ocurre pueden irritar al intestino, que se defiende liberando agua al intestino para que disminuyan su concentración. Lo que acaba produciendo diarrea, dolor abdominal y otras molestias en algunas personas. 

La dieta baja en FODMAPs ha demostrado funcionar con éxito, dirigida por nutricionistas, en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal y síntomas gastrointestinales funcionales, reduciendo la frecuencia del dolor abdominal, la diarrea, la hinchazón y la flatulencia. Así como por ejemplo, en el caso del del Síndrome de Intestino Irritable (SII), en el que para el 60% de los casos comer es un precipitante de los síntomas propios del síndrome.

En estos casos es evidente la importancia de identificar qué alimentos sientan bien y cuales no, para una mejor calidad de vida.

Cuando se habla de una dieta baja en FODMAPs, se está hablando de seleccionar los alimentos de tal manera que el contenido de estos carbohidratos se reduzca tanto como sea posible. Es importante mencionar que ésta no es una dieta que se deba realizar durante periodos de tiempo prolongados, ni para bajar de peso, ya que es una dieta terapéutica para una situación y periodo muy concreto. La duración de una dieta baja en FODMAPs suele ser de entre 4 y 8 semanas, aunque eso dependerá del profesional que la paute, y forma parte del tratamiento que necesite la persona. Es importante entender, como se mencionó anteriormente, que inicialmente se eliminan muchos alimentos, por lo que es una dieta desequilibrada y que puede dar lugar a problemas mayores sino se realiza de forma correcta, tanto en la restricción inicial, como en la duración y la reintroducción posterior de los alimentos.  Pero poco a poco, se van añadiendo nuevamente alimentos con un cierto contenido de FODMAPs, de tal modo que esta puede ser, a su vez, una herramienta diagnóstica usada de forma adecuada y por un nutricionista, ya que nos puede dar mucha información acerca del estado digestivo del paciente.

Cada persona digiere y absorbe de manera diferente los distintos FODMAPs. Cada cuerpo es diferente, podemos ver como ejemplo lo que pasa con la  «intolerancia a la lactosa» (que es un disacárido y estaría dentro de los FODMAPs), hay gente que puede tolerarla sin problema y hay gente que no. Esto ocurre con muchas moléculas, la tolerancia es individual a los distintos alimentos, es por eso que después de todo el proceso de reintroducción la dieta debe ser adaptada a cada persona por un profesional cualificado según su tolerancia.

Todo esto nos lleva a que la dieta baja en FODMAPs ha demostrado ser efectiva, dando una respuesta positiva en los síntomas gastrointestinales (como dolor, hinchazón, flatulencia, consistencia de las heces, nauseas) y psicológicas (ansiedad, depresión), la mayoría de los ensayos clínicos sugieren que esta dieta proporciona un alivio significativo de los síntomas en comparación con otras dietas.

Es fundamental la educación respecto a esta dieta que hará el profesional cualificado, ya que muchas veces los síntomas se dan por una condición crónica, por lo que la concientización y la educación pueden empoderar al paciente. La efectividad de la educación en grupo es igual que la educación uno a uno con respecto a la dieta, por lo que hacerlo en grupo puede ayudar a una mayor adherencia al tratamiento al verse acompañados. Aunque, también hay que tener en cuenta, que la orientación dietética individualizada y estructurada puede beneficiar a las personas con síntomas persistentes y molestos a pesar de las terapias tradicionales.

El yoga también se ha estudiado como complemento al tratamiento para mejorar los síntomas gastrointestinales. Se ha comprobado que tanto el yoga como la dieta baja en FODMAPs reducen los síntomas y la mejora se mantiene en el tiempo, por lo que una unión de ambas mejoraría el tratamiento. Ambas opciones pueden aliviar los síntomas gastrointestinales y mejorar una variedad de parámetros de salud tanto psicológicos como fisiológicos en pacientes con SII. Incluyendo el yoga en el tratamiento se mejoran los niveles de ansiedad, de conciencia corporal y de capacidad de repuesta corporal de los pacientes.

Las principales limitaciones de esta dieta se dan en mayor medida en personas que la aplican sin supervisión de un nutricionista. La adherencia de los pacientes es crucial para el éxito de cualquier dieta, ya que esta se asocia positivamente con la mejoría de los síntomas y se relaciona con la variedad en la dieta, lo que facilita su seguimiento. Es importante encontrar buenas recetas y hacer una buena variedad de alimentos, ya que algunos pacientes la describen como aburrida, pudiendo ser también limitante y con carencias por sus restricciones iniciales. Los pacientes seguidos por un profesional cualificado no redujeron su ingesta diaria de fibra, y es que una dieta baja en FODMAPs, correctamente administrada reduce el riesgo de estreñimiento derivado por la dieta. Es una dieta que, de no ser bien aplicada, puede dar complicaciones a largo plazo por su monotonía de alimentos y su desequilibrio de nutrientes, que puede acabar afectando tanto al cuerpo a corto plazo, como a la microbiota en un plazo mayor.

Existe una gran variabilidad en el diseño de los estudios con respecto a la definición de protocolos dietéticos, la reintroducción de los FODMAPs y las herramientas de evaluación confiables. Se necesita una reintroducción gradual para determinar la tolerancia individual y poder acabar con una dieta adaptada a la persona. Es importante que el nutricionista insista en la sesión inicial en que esta dieta es una herramienta nutricional y no una dieta al uso, para que los pacientes sean conscientes de que la dieta baja en FODMAPs no es una dieta para toda la vida y que, una vez que hayan logrado una mejora sintomática, el profesional se centrará en personalizar la dieta mediante la reintroducción de alimentos para que sea sostenible y saludable a largo plazo. El objetivo es encontrar el equilibrio entre la mejora sintomática del paciente y los posibles efectos negativos por la restricción dietética, por eso es tan importante que sea guiada por un nutricionista para que sea útil y seguro su uso.

https://www.mdpi.com/2072-6643/12/1/148#B49-nutrients-12-00148

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28244661/

https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/apt.14400

http://www.smj.org.sg/article/restriction-fodmap-management-bloating-irritable-bowel-syndrome

https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/jgh.13686

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