Los días de uno en uno

Vivimos en una exigencia continua, nos hemos acostumbrado a ir corriendo a todas partes, a no pensar demasiado porqué ni para qué, hacemos y ya.

A veces pararse y evaluar, ver qué objetivos tengo, qué quiero conseguir, y centrarme en lo que tengo que hacer para que sea real finalmente. Esto se puede aplicar a cualquier reto, puede ser laboral, puede ser deportivo o puede ser algún cambio que quiera hacer en mi vida, algo nuevo que quiera aprender… El caso es que una vez tengo claro hacia dónde quiero ir, lo más práctico es llevarlo a tierra. Y para eso, para hacerlo palpable, tengo que tomar acciones, pero sin volverme loco.

Es empezar a hacer, coger inercia, pero las cosas de una en una. Si intento hacerlo todo de golpe al final me colapso y no hago nada. Así que una vez que sé qué tengo que hacer, qué acción es la siguiente, me centro en esa y solo en esa. Saldrán mil opciones a hacer, muchas cosas de las que me acuerde justo en ese momento, pero las dejo a un lado y me centro en mi objetivo. El resto lo atiendo cuando hoy ya haya terminado con mi meta.

Esto es una forma de plantearse los retos, de ir formando el hábito. Por supuesto, no es la única, prueba si te va bien, sino busca otra, pero no dejes de ir creando hábitos saludables para ti. Estamos todo el tiempo haciendo algo, incluso cuando decidimos no hacer nada, elige tú qué es lo que quieres o sino alguien lo hará por ti.

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