Eres rara…

Cuantas veces he oído que me decían esa expresión… al principio me parecía algo malo, como si yo fuera defectuosa, e intentaba encajar en un mundo en el que nadie parecía entenderme. No suelo estar de acuerdo con algunas normas sociales, no veo la necesidad de ir siempre perfecta y disimular un mal día como si fuera pecado haber dormido mal. 

Intentando acoplar en un sitio que no era el mío me disfrazaba con ropa de trabajar, acudía a eventos que no quería e intentaba hacer lo que «tocaba» en este mundo adulto, lo que se esperaba de mi.

Stop! Desde que mi mundo se puso del revés empecé a ordenar mis prioridades. Dejé de ir a donde no quería, de ponerme ropa que me disfrazaba y de usar zapatos que me dolía llevar. Descubrí que no soy tan rara después de todo, que hay mas «rar@s» por el mundo que me entienden. Decidí que mi vida es MIA, por raro que parezca, y si algo me hace feliz eso es lo que tengo que hacer mas seguido. No intentar que me haga feliz otra cosa, que mira… no. 

Así que ahora mismo, después de muchas vueltas estoy contenta de no ser como la mayoría, porque me doy cuenta que esa vida a mi no me haría feliz, al menos no a la yo de ahora. Y cada vez mas, respeto al máximo esa necesidad de hacer lo que SI me hace feliz, aunque no encaje en ningún sitio aparentemente. Y además, es que me gusta formar parte de esta minoría que no sigue esas normas sociales, que lo que hace es porque le apetece profundamente, no porque venga impuesto por la sociedad. Desde ahí se que la gente que está conmigo, que se une a mis locuras, es porque realmente quiere. No me gusta estar con alguien que no quiere estar, igual que yo no voy donde no quiero.

Por eso, a día de hoy, si alguien me volviera a decir «Eres rara», le contestaría:

Gracias!! 🙂

Deja un comentario