Hay días en que no lo ves claro, es normal. A veces, seguir con la fe ciega y el foco bien centrado, es un poco más difícil. Porque se nos va agotando la energía y la pasión cuando todo hay que pelearlo, somos humanos, nos cansamos.
Para eso están esos momentos de resetearte, de coger fuerzas. Puede que dure 5 días o 5 minutos, pero cuando estás ahí nada más importa y solo recordarlo después te deja una sonrisa en la cara.
Olvida todo lo que puedas las rutinas, obligaciones, deberías y deberes. Disfruta, siente, ríe.
Resetea todo lo que necesites, el tiempo que te haga falta, pero no decaigas. No dejes de seguir tu impulso, tu sueño, lo que te hace brillar los ojos cuando lo cuentas. Cuando las cosas salen desde dentro, cuando lo haces con toda tu esencia… no lo frenes, no seas la barrera.
Porque cuando se frena algo así, se rompe un trocito por dentro.
Déjalo salir, déjate brillar. Te lo mereces.
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